
Relaciones evolutivas: Cambiando el paradigma de amor y sexualidad
“Tu tarea no es buscar el amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras dentro de ti que has construido contra él.”
- RUMI

*Pintura por Alex Gray
Las relaciones íntimas son quizás el terreno más fértil para realizar el trabajo interior de sanación y evolución. Son el contexto en el que la mayoría de nuestros miedos más profundos salen a la superficie. Son el espacio en el que las heridas psicológicas, emocionales y espirituales de las cuales nos defendemos inconscientemente, resurgen para ser reconocidas y curadas.
Desde el lente del ego, el amor es algo que recibes cuando eres, dices o haces lo que otra persona desea y espera de ti; es algo que das cuando alguien es, dice o hace algo que tú deseas o esperas.
Desde el lente ascensional, el amor es un estado del ser. El amor es la frecuencia más elevada del Universo y nuestra esencia más profunda. El amor es la matriz creacional, el campo invisible que impregna absolutamente todo tanto en el universo físico como en el no físico. El amor no es una moneda transaccional que uno da o recibe cuando se cumplen ciertas condiciones. El amor es algo que experimentamos en nuestro interior cuando nos permitimos ser lo que realmente somos.
Las relaciones íntimas son emocionalmente turbulentas y psicológicamente desafiantes porque el Yo-biográfico (ego) que desarrollamos a temprana edad como producto del condicionamiento, la adaptación, el miedo y la supervivencia, y con el que erróneamente nos identificamos como “yo”, se ve constantemente amenazado. Las formas de ser, los autoconceptos, las autoimágenes, y las estrategias, comportamientos y patrones relacionales que desarrollamos en el pasado para sobrevivir, encajar, pertenecer y ser amados, y que no son una expresión de nuestro ser natural, original y auténtico, quedan expuestas. Cuando nos identificamos con este “Yo-biográfico” usamos la mayoría de nuestra energía creativa defendiendo, protegiendo y alimentando esa estructura falsa, y es cuando las relaciones, sobre todo las familiares, románticas y sexuales, se vuelven escenarios de conflicto y dolor. Cuando, por el contrario, nos entregamos a nuestro camino de sanación y evolución, la exposición de estos patrones, aun cuando desgarradoramente dolorosa por momentos, ofrece una oportunidad para sanar y traer luz a heridas de alma antes ocultas tras estructuras psíquicas de defensa y auto-protección. Desde el punto de vista del ego, el "drama" relacional es algo negativo que uno debe o bien evitar por completo, o resignarse a aceptar al creer que “así es como son el amor y las relaciones" y es por lo tanto, algo con lo que uno debe aprender a vivir. Desde la perspectiva evolutiva, el conflicto relacional es una expresión de nuestro conflicto interno, un reflejo de los aspectos en nosotros que no están alineados con nuestra Verdadera Naturaleza y que quieren ser reconocidos y sanados. Las relaciones íntimas son el espejo ineludible de los aspectos de luz y de sombra en nosotros que hemos repudiado, negado o rechazado, de aquello que quiere ser aceptado e integrado dentro de nosotros para así poder encarnar nuestra totalidad y poder existir en integridad y libertad. Aprender a utilizar el contexto relacional como espejo y plataforma de evolución es esencial si queremos sanarnos a nosotros mismos, dar fin a la guerra entre géneros, sanar a la humanidad y a la Tierra en su totalidad. Es la forma como dejamos de perpetuar las dinámicas relacionales malsanas que hoy gobiernan la interacción humana y que son una de las causas de mayor sufrimiento humano.